Una familia representa en “Sinfonía Cubana” a miles de familias. Fernando Andrés es su patriarca, Sofía es su esposa, Rodrigo y Patricio son sus hijos. Patricio es novio de Kate, una abogada neoyorquina. Rodrigo está casado con Libertad, exbailarina de ballet, con la cual tiene un hijo de 7 años: Julio, el protagonista de esta historia. Son la familia Robles-Serra, los propietarios del central La Rosa. Un central azucarero que simboliza a Cuba.

Enero 1, 1959. Jueves. Mujeres y hombres de todas clases y razas festejan y llenan las calles de desorden y contento. ¿Se celebra la huida de Batista, el presidente golpista? ¿Se aplaude la llegada a La Habana de los autoproclamados revolucionarios que lidera Fidel Castro? Nadie lo sabe realmente, pero se cierra un sangriento período de guerra, crímenes y atentados y todos hablan de triunfo…

Fernando sabe que la sangre es el pigmento que colorea las revoluciones, Sofía piensa que Fidel Castro miente cuando jura que en breve se organizarán elecciones, Patricio no le da mucha importancia a la llegada al poder de unos desaliñados barbudos. Según él, lo verdaderamente preocupante es la recién fundada Comunidad Económica Europea, que podría convertir a Europa en un coto cerrado para el azúcar de caña. Pronto, sin embargo, tanto él como su hermano tendrán que arriesgar sus vidas para oponerse a ese poder al que ahora Patricio da tan poca importancia.

Libertad y Rodrigo no piensan mucho en el país en ese terrible inicio de año, pues la enfermedad de Libertad, que ellos creían curada, reaparece y una nueva operación los amenaza. Intentan proteger a Julio minimizando la aterradora noticia, pero los olores esos, que el niño sabe asociados a la enfermedad de su madre vuelven a la casa y de nuevo sus infantiles rezos se resumen a una frase: “Dios mío, salva a mamá, te lo ruego”.

Enferma, como Libertad, está también rápidamente la Revolución que prometía ser “con todos y para el bien de todos”, pues en cuestión de meses se convierte en el poder de unos pocos. Desde entonces, aunque varias leyes populistas consigan la adhesión de las clases populares, encarcelamientos, nacionalizaciones arbitrarias, juicios sumarios, fusilamientos y destierros, marcan insidiosamente la pauta…

Rodrigo piensa que la familia debe vender el central o lo perderá. Brutal idea que Fernando y Patricio no pueden aceptar y los escandaliza. Cuando termina la zafra ese año, sin embargo, el miedo al futuro estremece ya a los Robles-Serra: se preguntan si para la próxima molienda serán todavía ellos quienes dirigirán La Rosa.

Dos enfermedades amenazan al pequeño Julio Andrés Robles-Serra. Una se llama cáncer y se oculta en el cuerpo de Libertad, su madre. Otra se llama tiranía y se esconde tras las falsas promesas de Fidel Castro.

Llega 1960. Durante la fiesta muchos intentan olvidar el brutal año 1 de la llamada Revolución y sus amenazas. Los Robles-Serra sonríen a la cámara para la tradicional foto, felices por darle juntos la bienvenida a un nuevo año.

Será la última vez.