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Ya están de nuevo las máquinas de La Rosa y las de todos los centrales de la isla triturando la caña fresca que se convertirá en azúcar, en salarios, en riqueza. ¡La zafra! Los recelos de los Robles-Serra resultaron infundados, este año la familia sigue dirigiendo el central.
Libertad espera en el consultorio del doctor Martínez. Desde la última operación, cada examen de control la llena de temores. Hoy se confirman. “Querida Libertad, me temo que esta vez deba usted afrontar un momento difícil,” dice el cancerólogo.
A la par del padecimiento de Libertad, la enfermedad de la sociedad cubana progresa. No pasa una semana sin que sea nacionalizado un órgano de prensa, que la Iglesia reciba los embates del poder, que otros segmentos de la sociedad civil sean atacados: asociaciones de médicos, de abogados, de estudiantes… Todo lo que represente un peligro para el nuevo poder, está en peligro.
Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos se desagregan. Las autoridades cubanas nacionalizan sin resarcimiento todas las compañías norteamericanas. Los lazos entre el Gobierno de Castro y la Unión Soviética se estrechan. Cada vez parece más claro que el país se rinde al comunismo.
Decenas de grupos de resistencia armada surgen en las ciudades y los campos. Estallan bombas, se desatan incendios… Los Tribunales Revolucionarios condenan a muerte centenas de personas cada día.
Rodrigo cree enloquecer. El nuevo tratamiento de Libertad la agota y le hace perder su hermosa cabellera sin que tenga ninguna garantía de éxito. Para Julio es también un tormento. Ya ni siquiera la música le sirve de refugio. ¿Podrá la medicina detener la enfermedad de su madre? Los adultos dicen que Dios podría, pero por más que Julio reza, Dios no hace nada.
Por mediación de su amigo Pablo, Rodrigo entra en la resistencia. Patricio lo hace ayudando a un grupo de guerrilleros en los alrededores de La Rosa. Ambos ignoran las acciones clandestinas del otro hasta que las sospechas del padre se las revelan.
Sus hijos no le dicen la verdad acerca de sus actividades en contra del Gobierno, pero para Fernando queda pronto claro que si la familia no se va del país, Rodrigo y Patricio perderán sus vidas.
Libertad sospechaba también de su esposo. Un mensaje que le es entregado por error valida sus sospechas. Intenta poner a Rodrigo frente a las implicaciones de sus riesgos. “Eres lo único firme que Julio tiene en la vida. Yo tal vez moriré pronto, amor, ¿cómo puedes no verlo?” Una brutal recaída de la enferma consigue arrancar a Rodrigo la promesa de que cesará toda actividad contra el Gobierno hasta que la familia se encuentre fuera del país.
A diferencia de su hermano, Patricio se implica cada vez más en la resistencia.
Julio va con su abuelo Fernando a visitar La Rosa. Saben que será probablemente la última vez. Cabalgan de noche, como gustan hacerlo, hasta que Julio detiene su caballo. “Abuelo, tú estás casi seguro de que vamos a perder La Rosa, ¿verdad?” Fernando tarda unos segundos en decir sí. Julio necesita también tiempo para enfrentar lo que inflama en su mente esa corta e inmensa respuesta. Baja del caballo, recoge un puñado de tierra y se acerca a Fernando con ojos encendidos. “Cuando yo sea grande, abuelo, si todavía ustedes no han recuperado La Rosa, haré todo lo que pueda para que vuelva a ser de la familia. Esta noche, aquí, por esta tierra y por lo más sagrado que tengo, te lo juro.”
En octubre son nacionalizadas sin compensación todas las grandes empresas cubanas y la familia Robles-Serra pierde La Rosa. Julio rompe sus juguetes más queridos, para que nada material lo ate. Cree que así se hará más fuerte.
No han pasado dos años desde comenzó esa Revolución que decía ser “con todos y para el bien de todos”. Como muchas otras, la familia Robles-Serra lo perdió ya todo, hasta las esperanzas. Peligran ahora las vidas de sus miembros. Rodrigo teme que los ocupantes del carro negro que vigila perenemente la casa acaben por detenerlo. Perseguido por la policía, Patricio tuvo que huir, los Robles-Serra ignoran si está vivo o muerto. La enfermedad de Libertad se ha agravado.
El Gobierno de Castro asegura que una agresión militar de los Estados Unidos es inminente.
A la par de Libertad, la libertad en Cuba se muere.